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Desde que puse sal debajo de la almohada, he resuelto muchos problemas

No todo el mundo lo sabe, pero poner un puñado de sal debajo de la almohada puede resolver muchos problemas.

Es un ingrediente muy preciado en la cocina, utilizado desde los albores de los tiempos principalmente para dar sabor a los platos. Cuando se usa con moderación, es beneficioso para nuestra salud porque regula la presión arterial. Nunca debes excederte, ya que podría tener consecuencias desagradables como enfermedades cardiovasculares, retención de líquidos, mala circulación sanguínea.

Su uso, sin embargo, va más allá del ámbito puramente gastronómico.

La sal también puede ayudarnos con las tareas domésticas: al tener poder abrasivo, de hecho, puede liberarnos de la ardua tarea de pelar las ollas. Simplemente agréguelo al vinagre y al agua caliente en el fondo de una sartén, déjelo reposar y enjuague para eliminar cualquier residuo de comida. No solo eso, podemos usarlo para pulir cubiertos opacos, con una pasta a base de agua vertida al ras, o para limpiar el piso, por supuesto, luego, debemos enjuagar.

Y aún hay más: mezclado con aceite de oliva virgen extra, crea un exfoliante natural y eficaz para la piel del rostro. Pruébalo, eliminarás las células muertas y las impurezas y tu aspecto será más joven y fresco.

También hay muchas creencias relacionadas con la sal. Hay quienes afirman que ahuyenta la mala suerte y lleva una bolsa llena atada con fuerza en el bolsillo.

La práctica de ponerlo debajo de la cama, sin embargo, no está ligada a una tradición mágica, sino que tiene una función real, explicada por la ciencia.

Veamos por qué sería conveniente hacerlo, sobre todo en verano.

Sal debajo de la almohada: para dormir mejor

La sal tiene un poder de recogida de agua, es decir, es capaz de atraer el exceso de agua hacia sí misma, absorbiéndola como una esponja. El mismo mecanismo se produce también con respecto a la humedad presente en el aire.

Durante la noche, nuestro cuerpo, especialmente durante el calor del verano, libera calor que en contacto con el aire más frío se convierte en vapor de agua y, por lo tanto, en humedad. No es raro despertarse sudoroso o sufrir dolor en las articulaciones cuando nos despertamos. Un cuenco de sal, preferiblemente uno grande, puede ayudarnos a mitigar este problema de forma decisiva.

Procura colocarlo debajo de la cama, a la altura de la almohada si te duele el cuello. Y si tienes problemas para conciliar el sueño, añade unas gotas de aceite esencial de bergamota o lavanda. Ambos favorecen la conciliación del sueño, relajan y relajan el sistema nervioso.

Revisa el recipiente de vez en cuando y cuando notes agua en el fondo, vacíalo y prepara uno nuevo.